A medida que se acerca la Semana Santa, se nos recuerda el profundo significado de esta temporada: la resurrección triunfante de Jesucristo.

A través de Su victoria sobre la muerte, hay esperanza para que cada uno de nosotros experimente la vida nueva y el gozo eterno.

La Semana Santa marca el momento en que Jesús voluntariamente dio su vida en la cruz por nuestros pecados (Mateo 27:32-56). Fue un momento de oscuridad y desesperación, ya que nuestro Salvador soportó un sufrimiento inimaginable para redimir a la humanidad. Su muerte fue un sacrificio de amor, cerrando la brecha entre Dios y la humanidad. 

La resurrección de Jesús cambia el rostro de la muerte para todo Su pueblo. La muerte ya no es una prisión, sino un pasaje a la presencia de Dios.

Al tercer día después de Su crucifixión, sucedió algo milagroso: ¡Jesús resucitó de entre los muertos! La tumba estaba vacía. (Mateo 28:1-10), La muerte fue vencida. Su resurrección es la piedra angular de nuestra fe, asegurándonos la promesa de la vida eterna con Él (1 Corintios 15:20). 

La resurrección de Jesús nos ofrece el don de la salvación. Al creer en Él como nuestro Salvador, reconocer nuestra necesidad de perdón y arrepentirnos de nuestros pecados, podemos recibir la nueva vida y la esperanza que solo Cristo puede dar (Hechos 4:12). 

La Semana Santa es una invitación a abrazar la nueva vida que se encuentra en Cristo. Así como Jesús conquistó la muerte, Él puede transformar nuestras vidas de las tinieblas a la luz. (2 Corintios 5:17) Mediante el poder de Su resurrección, podemos experimentar el perdón, el gozo y un propósito renovado. 

Mientras celebramos la Semana Santa, recordemos el verdadero significado de esta temporada: la resurrección de Jesucristo. Su triunfo sobre la muerte nos da esperanza, paz y la seguridad de la vida eterna. Abraza Su amor, acepta el regalo de la salvación y experimenta el poder de la resurrección en tu vida. Que la alegría de la Semana Santa llene tu corazón y traiga nuevas esperanzas a tu alma. 

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